Olvidándote

Me pregunto si en tu memoria vive algún recuerdo de mi breve estadía. Pienso que algunas fechas traen viejos recuerdos, hoy te he releído, al que eras hace un año.

Escribo de ti con tristeza, me invade, no puedo negar que te hecho de menos. El olvido no empieza con la lejanía, no sé cuando empezará en mí, pero mientras recorre el mundo en busca de tus recuerdos, te plasmaré.

¿Con qué podría empezar?… No es simple, tal vez el desorden no importe en este texto: Suelo decirle al mundo que eras paz para mí, que tu presencia me generaba tranquilidad, algunos dicen que esa esencia es especial, otros dicen que la experimenté porque me enamoré de ti. Yo solo quiero definirla con esa brevedad, que tú eras paz.

A otros, más silentes y prestos a brindarme un repositorio de pensamientos les cuento de tus manías: Que se te estremecía la espalda al tocarla, nunca reiterativamente, pero que ahí estaba dicha manía, o tal vez de tu silueta al pensar, o que no atabas las agujetas de tus zapatillas, que apostabas a un sello o cruz en tus acciones.

A otros les cuento de tus gustos: Que la cerveza nunca era una opción, que preferías las reuniones pequeñas, de tu marca de chocolate preferida, o tus gustos en el dibujo, que terminabas series tras series, amante de las historias cinematográficas.

Otras, con más nostalgia, hablo de nosotros, empiezo por las pequeñas cosas que me llevaron a quererte: Tu escucha continua, y el tiempo que te dabas en cada palabra. En nuestras conversaciones perennes aparentemente, en cómo se convirtieron en salidas, para crear ocio juntos, para calmar algunas penas, o porque simplemente queríamos vernos. Y sobre todo en aquella madrugada, en la que intercambiamos un “Te quiero”, y me sentía completamente perdida.

Puedo mencionarles tus palabras. “Pero querer a alguien como te quiero, está dificilito te diré”, ¿“No es obvio? Quiero estar contigo”, “Cariño”, “Sí, es cierto, te quiero”, pero siento que se mostraría que el olvido no ha llegado.

Me digo que te quiero, te quiero aún, y que me duele. Que recuerdo tus manos y tu cabello, que recuerdo tus miradas y el color de tus ojos. No es fácil olvidarte, no entiendo la razón, simplemente sé que se me es complicado. Puedo escribir como tu voz me congela, que me parte el corazón, que te escucho hablar y reír, y al saber que esas risas, que esas palabras ya no están dirigidas a mí, siento un gran vacío.

Tal vez tengan razón, tal vez sí me enamoré de ti, no es claro para mí. Pero sí tengo claro que te quise, que amé cada momento que me diste y que desee que durará lo suficiente para perderme en ti.

Comentarios

Entradas populares